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in Boletín de Filología
El marcador ya también en español andino
Resumen:
En el presente trabajo abordaremos el análisis de los valores y funciones innovadores del marcador ya también en el español en contacto con el quechua desde la perspectiva teórica del contacto lingüístico. A partir del análisis de un corpus oral recopilado en la provincia de Cuzco, Perú, mostraremos que ya también se emplea como un marcador que comporta los valores de inclusión y ordenador de la información propio del adverbio también, así como el de actualización de un cambio o información nueva y énfasis en la afirmación que han sido señalados para el adverbio ya en español (Delbecque 2006; Deloor 2011; Garrido 1993; Girón Alconchel 2011). Por otro lado, ha desarrollado valores innovadores como marcador discursivo pues se comporta como un focalizador para orientar la atención del interlocutor sobre una determinada información nueva y añadida en la conversación o en la narración de eventos que contrasta con una información anterior. Postularemos que el fenómeno observado es un cambio indirecto inducido por contacto con la lengua quechua que ha surgido a partir de la explotación de los recursos lingüísticos de los que dispone el hablante bilingüe, especialmente en aquellas áreas en las que percibe similitudes en sus dos lenguas, creando así estrategias comunicativas innovadoras que le permiten una interacción más eficaz (Jarvis y Pavlenko 2008; Palacios 2013; Palacios y Pfänder 2014).
1. INTRODUCCIÓN
Nota 1 1
En el presente trabajo abordaremos el análisis de un fenómeno de variación del español en contacto con el quechua desde la perspectiva teórica del contacto lingüístico. Trataremos los valores y funciones innovadores del marcador discursivo ya también a partir del estudio de un corpus oral recopilado en la provincia de Cuzco, Perú. El análisis del corpus muestra que ya también se emplea como una unidad y funciona como un marcador que comporta los valores de inclusión y ordenador de la información propio del adverbio también (RAE 2009; Kovacci 1999), así como el de actualización de un cambio o información nueva y énfasis en la afirmación que han sido señalados para el adverbio ya en español (Delbecque 2006; Deloor 2011; Garrido 1993; Girón Alconchel 2011). Por otro lado, ha desarrollado valores innovadores pues se comporta como un focalizador para orientar la atención del interlocutor sobre una información nueva, añadida en la conversación o en la narración de eventos, que contrasta con una información anterior. Véase el siguiente ejemplo que ilustra los valores mencionados:
1) Entrevistadora: ¿Celebran acá el tres de mayo? ¿Qué cosas preparan?
Informante 12: Eso preparábamos antes, hacían… así, con carne y con papa no más, pero según que avanza el, el población ya también ahora mejoran ya. Hacen por ejemplo parrillada, o si no pollada, o si no un estofado, así ya también hacen, no- ya no preparan como antes, pero- antes preparaban así no más, su papa y su carne, queso no más con caldo era, así no más.
Véase en el fragmento citado que la informante marca un contraste con un evento del pasado y del presente, pues relata que antes para la fiesta más importante de su comunidad la gente preparaba una comida muy sencilla que consistía en caldo con un poco de queso o carne, mientras que ahora, dado que la situación económica ha mejorado, la gente prepara comidas más variadas y abundantes, como parrillada de carnes, de pollo o estofados. Es interesante destacar que el cambio es considerado como algo positivo, pues la informante se refiere a ello como un avance de la población, y emplea el marcador ya también en dos ocasiones para focalizar la atención sobre ese cambio y destacar así la mejora en el nivel de vida de la población de la comunidad (en la sección 4 desarrollaremos estos valores y mostraremos más ejemplos de uso).
Desde un punto de vista teórico, postularemos que el fenómeno observado es un cambio indirecto inducido por contacto con la lengua quechua, que se constituye como disparador del cambio analizado, pero no como un mero trasvase o calco semántico, sino en un proceso de convergencia lingüística en el que los hablantes perciben similitudes, siguiendo a Jarvis y Pavlenko (2008) y Palacios y Pfänder (2014 ), y las formas lingüísticas de las dos lenguas de contacto se acercan en un proceso de cambio semántico. Dicho proceso ha desembocado en la emergencia de un nuevo marcador discursivo en esta variedad que codifica valores muy concretos, y la asunción de los mismos ha sido posible porque ambos adverbios en español ya presentan valores que permiten una lectura epistémica, lo que igualmente ha sido puesto de manifiesto para otros adverbios del español. A pesar de la distancia entre español y quechua, en nuestra opinión, lo que cuenta no es la semejanza tipológica sino la semejanza percibida, la percepción que el hablante tiene de su lengua, de la lengua de contacto y de los recursos lingüísticos de ambas. En definitiva, proponemos que la emergencia de ya también ha surgido a partir de la explotación de los recursos lingüísticos de los que dispone el hablante bilingüe, especialmente en aquellas áreas en las que percibe similitudes en sus dos lenguas, creando así estrategias comunicativas innovadoras que le permiten una interacción más eficaz en español (Palacios 2013).
Por último, interpretaremos también este cambio desde la perspectiva de la intersubjetividad planteada por Traugott (2010 ), ya que la emergencia y nuevos valores de ya también en español andino se fundamenta en la necesidad de expresar valores modales, pero se orienta hacia la intersubjetividad en la interacción hablante-oyente en el sentido de que constituye una llamada de atención para el oyente hacia una información determinada enunciada por parte del hablante. Este proceso de emergencia de valores intersubjetivos ya ha sido apuntado igualmente para otros fenómenos de variación en español andino (Palacios y García 2014).
2. YA Y TAMBIÉN EN ESPAÑOL
Con fines de contextualización y mejor comprensión del fenómeno abordado en el presente trabajo, en este apartado revisaremos, en primer lugar, qué entendemos por marcador discursivo; y a continuación, revisaremos las descripciones que se han hecho sobre los valores y funciones de ya y también en español general y en las variedades de español andino en contacto con el quechua.
2.1. Marcador discursivo
Siguiendo la línea del presente volumen monográfico, consideramos marcadores discursivos aquellos elementos que se emplean en la interacción para organizar, reformular y controlar la coherencia de la información, regular el contacto conversacional, la toma de turnos y las reacciones del oyente, así como orientar las inferencias y la modalización de los enunciados (Borreguero Zuloaga 2015; Martín y Portolés 1999), creando un contexto cognitivo que permita procesar la información de forma adecuada. En los últimos años, las descripciones gramaticales han ampliado el grupo de marcadores reconocido unánimemente (además, así pues, en cambio, pero, etcétera), y en la actualidad se consideran como marcadores un grupo heterogéneo de elementos de diferentes clases gramaticales.
En el presente trabajo consideramos que ciertos adverbios se pueden incluir entre los marcadores discursivos, nos apoyamos igualmente en estudios realizados en los últimos años tanto de corte diacrónico (Garcés 2013), como sincrónico (en Briz et al.2008, en su terminología partículas discursivas), ya que más allá de su función gramatical permiten guiar las inferencias y orientar al oyente para conseguir una correcta interpretación del enunciado. Este tipo de marcadores ha experimentado un proceso de desemantización que supone la pérdida de parte de su significado conceptual en aras de un significado pragmático, procedimental. Como recoge igualmente la Nueva gramática de la lengua española, “La mayor parte de los adverbios y las locuciones adverbiales que se usan como conectores discursivos orientan la manera en que la oración o el fragmento racional sobre el que inciden han de ser interpretados en relación con el contexto precedente o con las inferencias que de él se obtienen” (RAE 2009: 2358). En ese sentido, resulta imprescindible atender a la modalidad epistémica en relación con el empleo de adverbios como marcadores discursivos, debido a su relación con la actitud del hablante y el desciframiento de los mensajes referidos a hechos ocurridos 2 (Palmer 2001). En esta línea interpretaremos el empleo de ya también en la variedad de español andino como un marcador discursivo, el cual además muestra funciones innovadoras por influencia del contacto con el quechua pues se emplea para orientar la atención del interlocutor sobre determinada información nueva, añadida en el discurso.
No obstante, antes de abordar el análisis del marcador ya también, se hace necesario revisar los usos discursivos y modalizadores de ambos adverbios en español general, así como las descripciones que se han hecho sobre los mismos en las variedades de español andino en contacto con el quechua, que nos permita hacer una correcta interpretación de sus valores y su relación con la situación de contacto con la lengua quechua.
2.2. Ya y también en español
En los últimos años se han publicado diversos estudios sobre el adverbio ya, los cuales indican diversos valores en el español actual: operador aspectual que indica un cambio de estado o actividad (RAE 1999), pero también operador modal epistémico (Delbecq 2006; Deloor 2011; Garrido 1993; Girón Alconchel 2011) o marcador metadiscursivo conversacional (Martín y Portolés 1999). Parece que hay cierto acuerdo en afirmar que ya expresa mucho más que un valor temporal/aspectual. Por ejemplo, si observamos una oración como “esta mañana he comprado una bolsa de naranjas y ya no queda ninguna”, el significado de la misma trasciende el cambio que se produce de haber a no haber naranjas. Hay implícita la suposición o expectativa de que “debían quedar naranjas, pues hace poco tiempo que las compré”, y esa expectativa es la que se escapa a una lectura en términos exclusivamente temporales/aspectuales. Así, actualmente se considera que ya semánticamente es un operador de modalidad que expresa la suposición o expectativa de un cambio para rechazarlo o aceptarlo en un proceso orientado por el hablante. Como afirma Garrido (1993 ), ya no solo señala el resultado de un cambio (operador aspectual), estableciendo una relación entre la información que introduce con otra que se alude (explícita o implícita en el contexto), sino que orienta al oyente sobre el modo que tiene de expresar esa información el hablante. Esto permite organizar y estructurar la información
y crear las relaciones textuales correspondientes.
Martín y Portolés (1999) señalan que ya se comporta como un marcador metadiscursivo conversacional, el cual es usado fundamentalmente con función fática que regula el contacto y el entendimiento (o desinterés) entre hablante y oyente. Estos mismos autores señalan, igualmente, que un análisis exhaustivo de ya permite afirmar que “las fronteras entre lo metadiscursivo y lo modal” son difusas, puesto que ya puede tener valores modales relacionados con la actitud del hablante ante el mensaje (Martín y Portolés 1999: 4192).
Por otro lado, los usos de también en español igualmente trascienden los de inclusión (2a) y ordenación (2b) descritos tradicionalmente, mostrados en los siguientes ejemplos (tomados de Seco et al. 1999: 4243):
(2) a. Bibiana recorre toda la casa. Después entra también en la habitación.
b. Había terminado con Esther…, pero es que con ella se pasa uno la vida así, terminando y volviendo a empezar, es de las de “ni como ni dejo comer”, y un poco también por culpa mía.
La Nueva gramática de la lengua española (2009: 2291) lo considera dentro del grupo de adverbios de foco que “se caracterizan por resaltar o enfatizar ciertos segmentos, sea a distancia o en situaciones de contigüidad”. El elemento que focaliza depende del contexto, sea expreso o tácito. Por ejemplo, en la oración “Los japoneses también visitaron el museo provincial” (RAE 2009: 2991) el foco puede ser el verbo, el museo provincial o los japoneses, lo que implicaría que los japoneses hicieron esa acción aparte de algunas otras, que visitaron más lugares además del museo o que además de los japoneses otros grupos de personas visitaron el museo provincial. Este énfasis también es señalado por Seco et al. en casos como el citado en 2b). Por último, también presenta valores modales y se puede usar para denotarreproche, desagrado o extrañeza, como bien apuntan Seco et al. (1999: 4243):
(3) También tu madre es que no te deja ni respirar.
En definitiva, ambos adverbios en español muestran una lectura epistémica que permite al hablante focalizar la atención del interlocutor sobre determinada información, e introducir valores subjetivos del hablante como
sorpresa por un cambio inesperado, desagrado o evaluación negativa hacia algo.
2.3. Ya y también en español andino
En las variedades de español en contacto con otras lenguas, el estudio de los marcadores discursivos ha sido un ámbito que no ha concitado tanta atención como debiera, no obstante, la variedad de español andino en contacto con el quechua, objeto de estudio del presente artículo, es la que ha concentrado varios estudios por los usos llamativos de algunos adverbios y otros elementos como marcadores con función discursiva en la lengua hablada. Los investigadores han puesto especial atención en el análisis del marcador dice (y sus variantes dicen, dizque) y diciendo con valores evidenciales y narrativos, así como pues al que se han atribuido diversos valores como evidencial, rogativo, (re)confirmativo, aclarador de dudas, marcador de certeza, atenuador o enfático (Adelaar 1997; Andrade 2007; Calvo 2000; Escobar 2000; de Granda 2001; Olbertz 2005; Palacios en este volumen; Sánchez Paraíso en este volumen; Zavala 2006, entre otros).
Respecto al marcador ya también, como tal no ha sido analizado aún, pero sí se han publicado diversos estudios sobre ya y también en español andino, los cuales citamos a continuación. Para el adverbio ya han sido descritos usos divergentes que han recibido diversas interpretaciones, e igualmente se ha mencionado su alta frecuencia de uso respecto a otras variedades de español. Todos los autores que han tratado este fenómeno coinciden en ponerlo en relación con el sufijo quechua –ña, pues posee igualmente un valor temporal/aspectual ya que expresa actualización de un hecho o que la acción del verbo ha concluido, y el consenso para traducirlo como ya en español es claro. Cerrón-Palomino (2003 ) observa para ya en el español andino peruano un valor de sustitución o delegatorio, de reemplazo de una entidad o comportamiento por otro (ejemplos tomados de Cerrón-Palomino 2003: 111):
(4) a. Juan ya que venga, ‘que venga más bien Juan (y no otro)’.
b. El lunes ya iré a Lima, ‘iré a Lima el lunes (y no hay otro día)’.
Pfänder (2009) para el español hablado en Cochabamba, Bolivia, señala que la influencia del contacto con el quechua se manifiesta principalmente en una “ampliación funcional” de ya en español. El autor observa que que incluso para los valores en los que coincide con el español general la frecuencia de uso es mucho más elevada, e igualmente las restricciones sintácticas y de distribución son menores. Así mismo menciona la duplicación de ya y, al igual que otros investigadores (Lee 1997: 146, entre otros), lo relaciona con la duplicación de –ña en quechua, que presenta evidentes paralelismos (ejemplos de Lee 1997: 146):
(5) Ya está ya; ya vino ya; yastá muy oscuro ya.
Por otra parte, Palacios y García Tesoro (2014 ) observan en el uso de ya en español andino peruano una alta frecuencia de uso y un valor asertivo. Así mismo, consideran el uso de ya duplicado (como en el ejemplo 5), que
igualmente detectan en esta variedad, como un foco de modalidad asertivo; ambos cambios los interpretan como un cambio indirecto inducido por contacto.
En español andino, igualmente, han sido detectados usos de también que difieren del español estándar, Cerrón-Palomino (2003 ) para la variedad peruana le atribuye el papel de marcador discursivo, pues sus usos innovadores varían en función del contexto y la intencionalidad del hablante. El autor distingue dos valores innovadores, indefinido (6a) y coordinador (6b), como se puede apreciar en los ejemplos (Cerrón-Palomino 2003:
107-108):
(6) a. ¿Qué también se llamará?, ‘¿cuál será su nombre?’.
b. Papa también, maíz también hemos sembrado, ‘hemos sembrado papa y maíz’.
Dichos usos igualmente han sido registrados en el español andino ecuatoriano (Enríquez Duque en este volumen; Lipski 2014; Muysken 1982; Toscano Mateus 1953), peruano (Calvo 2000; Escobar 2000) y boliviano (Pfänder 2009), en los estudios se menciona su valor de indefinición, así como su función para expresar duda por parte del hablante, como en el ejemplo (6a); también la rigidez en su posición, pues aparece en posición pospuesta a otros elementos de manera similar a un sufijo. Por dicha razón, se atribuye en la mayoría de los casos a un calco semántico de los sufijos quechuas -pis/-pas, los cuales tienen valores de adición e indefinición, similares a también en estas variedades de español. Lipski (2014 ) señala un uso de “intensidad” y un énfasis negativo en su uso. Enríquez Duque (en este volumen), estudia el uso de también en las oraciones interrogativas y señala que, más allá de las descripciones que informan del valor de indefinitud, tiene un uso pragmático que corresponde a una implicatura convencional que relaciona los modos irrealis y realis desde la perspectiva del hablante y que es válido solo cuando el hablante no busca resolver su falta de información con su enunciado interrogativo.
En definitiva, en español general los adverbios ya y también poseen valores modales que permiten una explotación discursiva en la que fundamentalmente el hablante orienta al oyente para llamar la atención sobre determinada información, expectativas o valores subjetivos. Por su parte, el español andino muestra usos innovadores de ya y también que han ampliado aún más su significado y usos. Aunque la influencia de la lengua de contacto, el quechua, parece ineluctable en la explicación de estos valores, la detección de los mismos, desconocidos en español general, apuntan a que estos usos son muy productivos y se encuentran inmersos en un proceso de cambio hacia la modalización y usos discursivos. Del marcador ya también como tal no se han hecho estudios, pero podemos intuir que igualmente ha adquirido nuevos valores en el discurso oral, que ha aumentado su frecuencia de uso y que tiene relación con el contacto con la lengua quechua.
3. EL CORPUS
El corpus que analizamos está formado por 25 entrevistas semidirigidas de 40 a 60 minutos de duración, realizadas en dos trabajos de campo llevados a cabo en la provincia de Cuzco, en el sur de Perú. Está formado por dos
muestras:
a) Quince entrevistas fueron realizadas en el distrito de Chinchero, de 9.422 3 habitantes y situado a 28 km de la ciudad de Cuzco. Una de sus características principales es que la mayoría de los habitantes son bilingües y tienen como lengua primera el quechua (de hecho, no encontramos ningún hablante monolingüe en español); en su vida diaria es habitual el uso de ambas lenguas. La mayoría se dedica a la agricultura y/o la ganadería, o combinan estas actividades con otros trabajos en la municipalidad, en la escuela, en negocios de venta de artesanías y tejidos, tiendas o restaurantes.
b) Por otra parte, se realizaron 10 entrevistas en un trabajo de campo llevado a cabo en la ciudad de Cuzco en marzo de 2014. Los informantes entrevistados son migrantes que proceden de localidades del departamento de Cuzco y que se movieron a la ciudad en su juventud en la búsqueda de mejores oportunidades de estudio o de trabajo. Cinco son bilingües con quechua como lengua primera, cuatro son bilingües con español como lengua primera y una es monolingüe en español.
La técnica de recopilación de datos fue la entrevista semidirigida (Russell 2006: 256 y ss.). Con el fin de poder estudiar y establecer generalizaciones sobre una variedad fundamentalmente hablada como el español andino, consideramos imprescindible realizar trabajos de campo con una metodología dialectológica que permitan analizar una muestra homogénea y significativa de una variedad, y a ser posible de lengua oral. A pesar de que su recopilación a través de entrevistas y posterior análisis pueda acarrear algunas dificultades como la infalibilidad de la transcripción, consideramos que la lengua oral, aunque sea en entrevistas semidirigidas, es más natural y se acerca en mayor medida al habla real, más en el caso de una variedad fundamentalmente hablada como el español andino.
En el protocolo se trataron temas relacionados con las costumbres y fiestas tradicionales de Chinchero o de los lugares de origen de los informantes entrevistados en Cuzco, recetas de cocina, ocupaciones cotidianas de los informantes, actitudes hacia el quechua y el español, así como la narración de leyendas tradicionales (cuando los informantes las conocían) e historias de vida. En todas las entrevistas se procuró crear un ambiente de confianza, valiéndonos siempre de la ayuda de un mediador bilingüe quechua-español, y en algunos casos de la ayuda de vecinos y personas cercanas a los informantes que se prestaron a colaborar en la investigación y que, con su presencia, contribuyeron a crear una comunicación más fluida con los informantes.
La comparación de las dos muestras nos permitirá contrastar los fenómenos observados en el habla rural y urbana de la misma área, así como examinar de forma tentativa si los informantes que han estado mucho tiempo fuera del ámbito rural, donde predomina el quechua, o que han llegado a la ciudad hace muchos años, donde pesa más el castellano, han modificado o frenado la extensión del cambio estudiado. En ambas muestras se entrevistó a personas con diferentes características de edad, género y nivel socioeconómico. Por razones de espacio no detallamos estas características, dado que no se encontraron diferencias significativas en el uso de ya también en función de estas variables.
4. ANÁLISIS DEL MARCADOR YA TAMBIÉN
Paralelamente a los nuevos valores de ya y también registrados en el español andino, el fenómeno que centra nuestra atención en el presente trabajo es el empleo de ya también, como una construcción nueva y desconocida en español. Se revela pues como un fenómeno particular de esta variedad 4 que se encuentra modificando una información, que puede aparecer en cualquier parte de la oración y que constituye una unidad, pues siempre aparecen los dos elementos juntos, independientemente de los usos de ya y también por separado.
En cuanto a su significado, esta construcción comporta los valores de inclusión y ordenador de la información propio del adverbio también, así como el de actualización de un cambio o información nueva y énfasis en la afirmación que han sido señalados para el adverbio ya en español general (Delbecque 2006; Deloor 2011; Garrido 1993; Girón Alconchel 2011) y en español andino (Palacios y García Tesoro 2014). Esto es, no ha perdido del todo los valores propios de ambos adverbios en español. Lo interesante es que ha desarrollado valores innovadores muy productivos en el discurso oral, pues se emplea para llamar y orientar la atención del interlocutor sobre una determinada información nueva o añadida en la conversación o en la narración de eventos, que además contrasta de alguna manera con la información anterior, como se puede apreciar en los siguientes ejemplos:
(7)
a. Informante 12: Y ahí estamos empezando a hacer tintes naturales, antes ya se estaba perdiendo nuestra cultura, y entonces ahora ya también nos hemos recuperado bastante nuestro ((cultura)) de acá de la comunidad.
b. Entrevistadora: ¿Le enseñaron las señoras mayores esos diseños o…? Informante 12: Sí, sí, las señoras mayores nos ha enseñao. Entrevistadora: Claro. Otro participante: Ya también… nosotros estamos enseñando a nuestros
hijos ya también.
Como se puede apreciar en (7a), el marcador ya también se emplea para actualizar una información nueva respecto al discurso anterior, pero siempre marcando un contraste. La informante, que es tejedora, narra que el método tradicional de hacer tejidos a mano se fue perdiendo con el proceso de industrialización a lo largo del siglo XX, pero que en los últimos años un grupo de mujeres de Chinchero lo ha recuperado preguntando a las mujeres mayores, quienes gustosamente se lo han transmitido a las más jóvenes que han encontrado en la elaboración de tejidos una salida laboral importante dentro de la comunidad. El cambio y el contraste con la situación de unos años atrás entre las mujeres de Chinchero, así como la importancia del mismo se marcan con el uso del marcador ya también. Igualmente, en (7b) otra tejedora que nos acompañaba en esa conversación interviene y recalca que ellas recuperaron el método tradicional de hacer tejidos preguntando a las ancianas, pero que ahora son ellas, las mujeres jóvenes, las que les transmiten ese conocimiento a los niños, se marca el contraste y la información nueva
igualmente con ya también.
El siguiente fragmento muestra cómo se emplea ya también para focalizar la atención del interlocutor. La informante está mostrando a la entrevistadora el método tradicional para tratar y teñir la lana que posteriormente se usa para hacer los tejidos a mano en Chinchero. La entrevistadora pregunta señalando un ovillo de lana si se trata de lana que aún no está teñida, una compañera le confirma que es así, la informante también se lo confirma, pero más interesada en mostrarle los ovillos de lana teñidos de colores más vivos y bellos, le muestra y llama la atención sobre varios que había en otra cesta y le explica con qué han sido teñidos. Véase cómo lo introduce con el marcador ya también:
(8) Entrevistadora: Eso es la lana sin teñir, ¿no? Otra participante: Sin teñir.
Informante 12: Sin teñir, esto ya también está teñido, esto es por ejemplo cochinilla 5 , esto es cherche, este es colle, y esto es cacasunca, diferentes colores, para hacer…
Veamos otros ejemplos tomados del corpus de Cuzco, el primero es de una informante monolingüe y el segundo de un bilingüe:
9) a. Informante 16: Y fuera de eso también acá (Cuzco) tenemos para estudiaar eh muchas posibilidades hasta para trabajo también DE ACUERDO a la educación que nosotrooos tenemos, ¿no? Esa es la gran facilidad también en la ciudad y el cambio, en cambio en la, en la, en el CAMPO ya también uno se queda como lo que está- no hay academias, no hayyy eeeh uno no puede hacer deporte, más se dedica a lo que es la AGRICULTURA o sus ANIMALES, todo eso, ¿no?
b. Informante 18: [ …] por el trabajo de mi papá nos hemos venido a acá, a Cuzco porque él es cuzqueño, ¿no? En cambio, mi madre es puneña ya también.
Igualmente, en (9a) la informante explica las diferencias entre la vida urbana en Cuzco, y la vida rural en su infancia en la localidad de Sicuani. Comienza exponiendo las ventajas de la vida en Cuzco y las contrasta con las de la vida rural empleando ya también. En el caso de (9b) el informante resalta la diferencia del origen de su madre, procedente de Puno, con el de su padre,
que es cuzqueño y gracias al cual la familia pudo establecerse en Cuzco. Nótese que aparece en la misma oración que el marcador en cambio, lo que resulta explicable ya que está desempeñando una función diferente, la de focalizar, orientar la atención del interlocutor hacia esa información que contrasta con la anterior y que el hablante de manera subjetiva considera
relevante y quiere resaltar.
En todos los casos observamos el mismo significado, ya también se comporta como un marcador que orienta la atención a una información nueva, añadida, que de alguna manera contrasta con la anterior y sobre la que el hablante quiere llamar la atención. Lo interesante es que se ha desarrollado este recurso para focalizar la atención del interlocutor sobre el cambio y el contraste en la información, y es muy productivo en el discurso oral. Por otra parte, no observamos restricciones en su uso, puede aparecer
en cualquier parte de la focalizando una información de la misma o que se infiere del discurso previo.
Observamos que aparece con una frecuencia considerable en el corpus, en 44 ocasiones, y de manera recurrente en 20 de los 25 informantes entrevistados, lo que nos permite interpretar que es un fenómeno estable y productivo que se emplea con regularidad en dicha comunidad, aunque dado que es una construcción desconocida en español no podemos establecer una comparación con otras variedades de español.
Por otro lado, se observó con una frecuencia más elevada en el corpus de Chinchero, de contacto intenso y bilingüismo generalizado, frente a la ciudad de Cuzco, donde el monolingüismo es predominante y el peso de la norma no andina es mayor. Documentamos 26 casos de ya también en el corpus de Chinchero, el 59% del total, frente a 18 en Cuzco, lo que supone el 41%. Sería necesario analizar muestras de lengua más amplias, pues los marcadores discursivos no aparecen con tanta frecuencia como otros elementos gramaticales, no obstante, muestra una tendencia coherente y ya observada en otros cambios inducidos por contacto: el origen se da en los hablantes bilingües y en situaciones de contacto intenso, y posteriormente se va extendiendo y generalizando a hablantes bilingües en situaciones diversas y finalmente a los monolingües.
5. DISCUSIÓN
Hasta aquí hemos visto los valores innovadores de ya también, que lo constituyen como un recurso muy productivo en la variedad estudiada. Como hemos mencionado en la sección 2, ya y también presentan valores modales en español y también permiten una explotación discursiva, y esta tendencia aún va más allá en el caso del español andino (ver 2.3), por lo que no es de extrañar que en una variedad de contacto intenso como la estudiada muestre igualmente cambios. Como ha sido señalado (Palacios 2013, entre otros), además, algunas tendencias de cambio internas en las lenguas se aceleran o toman rumbos inesperados en situaciones de contacto con otras lenguas. La pregunta que se plantea a continuación es inmediata: ¿podría estar el contacto con el quechua tras estos cambios?
Para responder a esta cuestión y, en consonancia con el marco teórico en el que se inscribe este trabajo, indagamos en aquellos elementos del quechua que presentan valores y funciones equivalentes a ya también y que pudieran ser percibidos como similares por los hablantes bilingües, y efectivamente los sufijos -ña y -taq que aparecen en la mayoría de los casos unidos (Soto Ruiz 2010: 212), son similares.
Desde las primeras gramáticas quechuas, se ha puesto de manifiesto la correlación de significado que tienen el morfema -ña y el adverbio ya (Cerrón Palomino 1987; Lee 1997; Pfänder 2009; Soto Ruiz 2010, entre otros). En este sentido, Cerrón Palomino (1987: 213) señala que la forma quechua -ña “indica cambio de una situación dada”, esto es, alude a un cambio o a
expectativa de cambio que se ha producido o va a producirse, como en el siguiente ejemplo (Soto Ruiz 2010: 190):
(10) Tutañam kachkan ‘ya es de noche’.
Por su parte, -taq tiene función conjuntiva y se emplea para unir oraciones (Soto Ruiz 2010: 212), en ocasiones es traducido como ‘también’, ‘y’ o ‘que’, en otros casos como ‘pero’ o ‘sin embargo’.
Aunque estas descripciones no son caracterizaciones detalladas, pueden arrojar alguna luz sobre el significado y uso de -ñataq en quechua. Ambos sufijos aparecen juntos con mucha frecuencia e introducen un cambio o información nueva (con -ña) y un contraste con la oración anterior (con -taq). Según Vengoa de Orós 6 -ñataq resalta la información nueva que se está mencionando, llama la atención del interlocutor sobre la misma, y desempeña una función focalizadora de contraste. Véanse los siguientes ejemplos:
(11) Wasiykiman risharani; qanñataq hamushasqanki.
‘Estaba yendo a tu casa, pero me encontré con la sorpresa de que tú estabas viniendo’.
(12) Nuqa kunan wayk’urqani; qanñataq wayk’uy.
‘Yo ya cociné, ahora te toca cocinar a ti’.
El paralelismo en cuanto a su uso y significado parece claro con los usos de ya también en español. De esta forma, podríamos postular que estamos ante un cambio indirecto inducido por contacto. Como hemos apuntado en el marco teórico, este cambio no supone la importación de material ajeno en la lengua que experimenta el cambio, sino que es un cambio que se produce a partir de una variación existente en la lengua, esto es, a partir de un proceso de gramaticalización o de cambio semántico en curso. El hablante aprecia similitudes en las lenguas que maneja (Jarvis y Pavlenko 2008: 178), y esa percepción de similitudes potencia la emergencia de variaciones y cambios lingüísticos. Así, se desencadenan procesos de convergencia lingüística (Palacios y Pfänder 2014) que permiten satisfacer mejor sus necesidades comunicativas.
Así mismo, en estos cambios indirectos inducidos por contacto, los factores externos y los internos juegan papeles esenciales, ambos, sin que la prevalencia de uno sobre otro sea relevante en el proceso de cambio. Si uno de los factores tipificados no estuviera implicado (bien el externo, bien el interno) el resultado del cambio sería completamente distinto. En nuestro caso, el resultado es que el hablante acerca su variedad de castellano a la lengua indígena y aprovecha las estructuras de ambas lenguas implicadas para introducir valores que el castellano no tiene o no ha desarrollado en la misma medida y que la lengua indígena sí posee; es decir, aprovecha las potencialidades que le ofrecen ambos sistemas.
En este sentido, hemos visto que ya y también están inmersos en un proceso de cambio semántico en español pues se interpretan como operadores de modalidad, y que esta tendencia es llevada más allá en español andino. Proponemos, por tanto, que en la variedad estudiada el quechua interviene en el proceso de combinación de ya también y su explotación, por lo que el resultado se aparta de lo que ocurre en otras variedades de español y converge con el quechua.
Estamos, pues, ante, un proceso de gramaticalización en el que los adverbios ya y también se combinan y han ido adquiriendo valores discursivos más subjetivos, indexados con la actitud o el punto de vista del hablante para focalizar, llamar la atención sobre una información nueva que contrasta con la anterior, esto es, valores modalizadores epistémicos, lo cual desemboca en una explotación discursiva que lo hace muy productivo. El hablante bilingüe encuentra similitudes semánticas entre ya también y -ñataq y hace converger en una nueva estructura las características pragmáticas que posee -ñataq, explotando nuevas estrategias de comunicación no disponibles en español en esa forma particular. Así, los cambios inducidos por contacto son un signo de reajustes en la lengua destino (español como segunda lengua), motivados por rutinas y necesidades comunicativas casi obligadas en su primera lengua (quechua). Son los hablantes individualmente con sus recursos constantemente emergentes los que están en contacto, no las lenguas. Estos encuentran maneras de expresar sus necesidades comunicativas en una lengua u otra, utilizando para ello todos los recursos disponibles. Lo relevante en situaciones de contacto no es la convergencia tipológica sino la percepción de los hablantes bilingües de similitudes en la forma o función de las unidades lingüísticas.
6. CONCLUSIONES
A modo de recapitulación, quisiéramos destacar que en esta investigación hemos tratado de demostrar que en el español andino peruano se registra un uso desconocido y completamente innovador de la estructura ya también como marcador discursivo, el cual focaliza y orienta la atención del interlocutor hacia una información nueva o que implica un cambio, y también contrasta con un evento o información anterior.
Dado que el español es una lengua que muestra valores modales en los adverbios ya y también, esto es, una tendencia a expresar valores subjetivos y a la explotación discursiva de los mismos, y que igualmente esta tendencia se ve potenciada en el español andino para ambos adverbios, postulamos que el fenómeno estudiado se introduce mediante “puertas abiertas” o posibilidades que la lengua española ya posee y no mediante importaciones directas de elementos del quechua. Los hablantes perciben similitudes en el significado de ya también y -ñataq, y se dispara el cambio en español.
Se trataría por tanto de un cambio indirecto inducido por contacto mediante el cual el marcador ya también se encontraría en un proceso de gramaticalización en el que se tendería a su explotación discursiva y a la expresión de valores subjetivos. En definitiva, intentamos una explicación satisfactoria en el marco de la lingüística de contacto para analizar una construcción emergente cuya finalidad es optimizar la interacción comunicativa del hablante a partir de la explotación de todos sus recursos lingüísticos disponibles, creando así nuevas estrategias comunicativas que permitan una interacción más satisfactoria. Mostramos, en última instancia, cómo las gramáticas de las variedades orales de una lengua en situación de contacto lingüístico pueden ser modeladas como un tipo de recurso altamente adaptado para la interacción comunicativa.
Resumen:
1. INTRODUCCIÓN
2. YA Y TAMBIÉN EN ESPAÑOL
2.1. Marcador discursivo
2.2. Ya y también en español
2.3. Ya y también en español andino
3. EL CORPUS
4. ANÁLISIS DEL MARCADOR YA TAMBIÉN
5. DISCUSIÓN
6. CONCLUSIONES